miércoles, 22 de julio de 2009

Ficción y realidad - Crónica de un caso chileno, Por Carlos Genovese - 2da. Entrega


PRIMAVERA CON UNA ESQUINA ROTA
En el invierno de 1984 el grupo ICTUS, al cual pertenezco desde 1980, estrenaba en Santiago de Chile la adaptación de la novela homónima del escritor uruguayo Mario Benedetti, Primavera con una esquina rota. Se trataba entonces de una obra sobre el exilio en todas sus formas. El exilio exterior de una familia uruguaya obligada a dejar su país después del golpe militar de 1973 y el exilio interior del jefe del hogar quien debía permanecer prisionero durante cinco años en una cárcel para presos políticos en Montevideo. La similitud de las experiencias políticas entre Uruguay y Chile, la necesidad de tratar el tema del exilio con su carga de desintegración y muerte, la posibilidad de reflexionar sobre el impacto que las dictaduras militares provocan sobre toda la sociedad que las padece y en particular la situación vivida en el Cono Sur de América Latina, llevaron a nuestro teatro a elegir y montar esta obra.
En el mes de marzo de 1985 y al cabo de nueve meses de funciones, los que participábamos en dicho montaje fuimos sacudidos por un hecho político de macabras características: el secuestro y posterior asesinato por degollamiento de tres profesionales comunistas a manos de un grupo armado, presumiblemente integrado por miembros de las Fuerzas Armadas de nuestro país.
Una de las víctimas era el joven sociólogo José Manuel Parada (36 años), hijo del veterano actor Roberto Parada (76 años), uno de los protagonistas de la obra de Benedetti. Pasados los primeros días del horror y del espanto, sobrepuestos al hecho de conocer la noticia del crimen en medio de una función de Primavera… , que Parada se negó a suspender transformándolo en un homenaje a su hijo asesinado, seguimos adelante con nuestras presentaciones.
Sin embargo, rápidamente nos dimos cuenta que el sentido de la obra se había modificado en virtud de la percepción nueva que el público tenía de ella. El tema del exilio, sin dejar de ser importante, pasaba a un segundo plano y los santiaguinos seguían ahora la obra como un alegato contra la prisión, la tortura y el crimen institucionalizados.
Los énfasis que los actores poníamos en determinadas escenas fueron cambiando perceptiblemente y algunos parlamentos adquirieron nuevas significaciones a la luz de los hechos.
Así, por ejemplo, cuando don Rafael, el abuelo uruguayo interpretado por Roberto Parada, decía: "Cuando revientan a un militante, como fue el caso de mi hijo y arrojan a su familia al exilio involuntario… ¡Desgarran el tiempo! ¡Trastruecan la historia! No sólo para ese mínimo clan, sino que corrompen los cimientos de toda la sociedad."
Un silencio estremecedor llenaba la platea, conmovida por la imagen de ese hombre que en la vida real debió soportar, primero el exilio de su propia hija y después el asesinato de su único hijo.
Primavera con una esquina rota que fuera en la fecha de su estreno concebida como una obra con una estructura de protagonistas abierta, polivalente, en la que el espectador podía seguir su trama a través de cualquiera de sus cinco personajes protagónicos, se nos transformó en otra, cada vez más centrada en el drama del viejo profesor universitario interpretado por Parada, que sufre al no poder reunirse con su hijo.
Su angustia y sus contradicciones se convirtieron en un poderoso eje que captaba gran parte de la atención y la emotividad del espectador. Lo que en nuestra jerga, en ICTUS, llamamos "el efecto modificador del público", se cumplía aquí a cabalidad. Y si pensamos que ese público había sido modificado a su vez, por la triste realidad de un país sometido, la respuesta a la pregunta ¿quién modifica a quién? se transformaba en una espiral sin fin. Y no se trataba en este caso de una incapacidad artística nuestra, para manejar y conducir un material dramático que conocíamos a la perfección, después de siete meses de ensayos y otros tantos de funciones.
Existía un elemento de la realidad objetiva tan contundente y palpable que nadie podía ignorarlo o librarse de su influjo modificador.

martes, 14 de julio de 2009

Ficción y realidad: Crónica de un caso chileno Por Carlos Genovese - 1era. Entrega


"En diversos foros internacionales y a lo largo del tiempo, hemos escuchado en más de una oportunidad la crítica que algunos escritores hacen al teatro latinoamericano por su tendencia a obras de tema político excesivamente contingentes y por lo mismo, de fácil llegada a un público generalmente ávido de ver sobre el escenario los conflictos sociales que lo preocupan y conmueven. De acuerdo con esas críticas este tipo de producciones impediría el florecimiento de una dramaturgia local más sólida, con obras de temas más trascendentes y perdurables, lo que necesariamente obligaría a los autores a mejorar la calidad literaria de sus dramas, elevando el nivel poético de los mismos y alejándolos de su condición de meros panfletos escenificados.
Quienes emiten estas opiniones, del todo válidas, son por lo general escritores que por diversas y variadas razones han abandonado temporal o definitivamente su país latino para radicarse en otro continente; y desde allí, con mayor distancia y perspectiva, opinan sobre la dramaturgia de su país de origen. Al oírlos no dejamos de encontrarles razón en muchas de sus afirmaciones y de inmediato nos remitimos a las debilidades conceptuales y formales de la mayoría de nuestros dramaturgos y a las carencias de nuestras "creaciones colectivas." Sin embargo, cuando inmersos en la dura realidad de nuestros respectivos países nos volcamos a la tarea de hacer teatro, esa misma realidad y sus trágicos acontecimientos se encargan de enmendarnos el rumbo, si es que alguna vez pensamos en apartarnos de él. En medio de esta contradicción estético-política se desarrolla la mayor parte de nuestro trabajo creador".
Carlos Genovese es:Actor, dramaturgo, docente y narrador oral chileno. Egresado de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile en 1970. Integrante del grupo de teatro ICTUS de Santiago, entre 1980 y 1994, donde participa como actor, autor y co-director en una veintena de montajes del grupo en Chile y en Festivales Internacionales de Teatro en América Latina, el Caribe, Estados Unidos y Europa.
Desde 1995 vive en el puerto de Valparaíso y se dedica a la docencia y a ejercer el oficio de cuenta-cuentos. Su labor destacada en este ámbito lo ha llevado a los festivales internacionales de oralidad en Argentina, Colombia, Venezuela, Paraguay y España.
Es autor de una veintena de obras estrenadas en su país y de los libros: “Las más bellas historias para ser contadas”, (relatos orales, 1999) y “Manual de Teatro Escolar” (1994), escrito en colaboración con su amigo el dramaturgo Jorge Díaz, con quien ha compartido, además, varios proyectos creativos literarios, teatrales y audiovisuales.

lunes, 6 de julio de 2009

Un cuento para hoy


Iba la PESTE camino a Bagdad cuando se encontró con Nasrudin.
Él le preguntó ¿A dónde vas?La peste le contestó: "A Bagdad, a matar a diez mil personas".
Después de un tiempo, la peste volvió a encontrarse con Nasrudín, muy enojado, le dijo:"ME MENTISTE.
Dijiste que matarías a diez mil personas y mataste a cien mil".
Y la peste respondió:

"Yo no mentí, maté diez mil,
el resto ... se murió por miedo y negligencia".

Idries Shah. El mundo de Nasrudin. Cuentos sufíes
Gentileza del Blog de la EEM 16 Florencio Molina Campos de Moreno Pcia. de Buenos Aires. (Adriana, bibliotecaria)

sábado, 4 de julio de 2009

Los teatristas de Honduras y el golpe de estado allí.

COMUNICADO DE LA COMUNIDAD HONDUREÑA DE TEATRISTAS (COMHTE) Los actores, actrices, directores, directoras, dramaturgos, dramaturgas, productores, productoras y técnicos agremiados en la Comunidad Hondureña de Teatristas (COMHTE) ante la actual situación política y social que afecta a nuestro país expresamos lo siguiente: 1-Repudiamos enérgicamente el Golpe de Estado y la ruptura del orden constitucional promovido por los sectores más retrógrados y reaccionarios del país que han culminado con la expulsión y destierro del Presidente Manuel Zelaya. 2-No reconocemos el gobierno de facto representado por el señor Roberto Micheletti. 3-Llamamos a la ciudadanía a manifestar de manera clara el deseo de retornar al cauce democrático conquistado por el pueblo hondureño a partir de la vuelta de los civiles al poder sin intromisión del ejército. 4-Llamamos a la población a la desobediencia civil patriótica y pacífica ante los usurpadores golpistas. 5-Pedimos a la Comunidad Internacional mantenerse firme en su posición de reconocer como el legítimo representante del pueblo hondureño al ciudadano José Manuel Zelaya Rosales, Presidente Constitucional electo en las urnas. Tegucigalpa M.D.C. 30 de junio de 2009. JUNTA DIRECTIVA NACIONAL COMUNIDAD HONDUREÑA DE TEATRISTAS COMHTE