martes, 2 de febrero de 2010

El San Martín, al borde del colapso

En el año de su cincuentenario. A la reducción presupuestaria histórica se le agrega la falta de inversión para el mantenimiento del edificio.
El 25 de mayo, la patria celebra su bicentenario. En el ámbito cultural porteño, ese mismo día el Teatro Colón reabrirá sus puertas después de un extenso proceso en el cual se mezclaron varios intereses. A pocas cuadras de allí, el edificio actual del Teatro General San Martín festejará sus 50 años de vida. Claro que varios elementos hacen suponer que la fiesta en el Colón será la contracara del alicaído edificio del San Martín, que, según el mismo Kive Staiff, director del Complejo Teatral de Buenos Aires, está al borde del colapso.
Para ese día, el funcionario ya tomó una decisión: "La intención es no sumarme al 25 de Mayo. Sin que se entienda como algo peyorativo, nos alejaremos un poco del ruido porque habrá mucha competencia. Haremos, tal vez, una declaración formal y para junio presentaremos un documental fílmico, un libro, un nuevo logo y un acto recordatorio con los que actuaron en el San Martín". A eso habrá que sumar una programación internacional que, según calcula, en un mes estará en condiciones de anunciar.
En estos 50 años, el recorrido que hace Staiff del San Martín evidencia un período de expansión. Claro que ese recorrido (que implicó abarcar otras disciplinas artísticas, crear nuevos espacios escénicos e infinidad de estrategias que convirtieron la institución en el teatro público más importante del país) parecen contrastar con la serie de indicadores que señalan vitales obras de infraestructura detenidas hace tiempo y una reducción presupuestaria que viene de lejos. "Fijate que en 2001 -cuando se creó el Complejo Teatral de Buenos Aires y se fusionó el San Martín con el Alvear, la Ribera, el Sarmiento y el Regio- el presupuesto de ese primer año no fue la sumatoria de cada una de esas salas, sino que ya hubo un recorte muy fuerte que fue aumentando con el tiempo. Ahora, el gobierno de la ciudad habla de falta de presupuesto, y es la realidad que, nos guste o no nos guste, nos toca vivir. De todos modos, nosotros tenemos una actitud de rebeldía; queremos seguir haciendo lo que hacemos de cualquier manera", dice el funcionario que, desde 1966, ininterrumpidamente y durante gobiernos tanto militares como democráticos, ocupa el despacho de Corrientes al 1500. El mismo que ahora dice que desocupará a mediados del año próximo.
El lamentable estado del San Martín es evidente. La charla con Staiff se desarrolla en el bar porque en su oficina del quinto piso no hay aire acondicionado. Las obras de la fachada, que incluye el cambio de la carpintería metálica, están detenidas. A pocos metros del bar del hall, en el baño de hombres, las bachas no tienen agua. "Los baños son insostenibles como lugar higiénico -se sincera-. Está colapsando la estructura edilicia. En otros momentos nos preguntábamos: «¿Arreglamos el baño o gastamos en contratación artística?». Es una disyuntiva peligrosa, porque el edificio está empezando a registrar la falta de mantenimiento."
El listado de averías es extensísimo. Va desde una inundación en un cuarto subsuelo hasta el averiado techo de la sala Martín Coronado, pasando por la sala Leopoldo Lugones, que se reabrirá dentro de pocas semanas, pero sin poder habilitar las últimas filas porque hay desprendimiento de mampostería.
Cuando a mediados de diciembre el Ejecutivo presentó a la Legislatura su presupuesto para este año, el Teatro San Martín, como todas (sí, todas) las obras de infraestructura de Cultura menos el Teatro Colón, contaron con un presupuesto de cero. Varios legisladores, como Inés Urdapilleta y Aníbal Ibarra, cuestionaron duramente al ministro de Cultura Hernán Lombardi. "Vivimos un mundo de restricciones", dijo el encargado del área ante los legisladores que, a los pocos días, propusieron una extensión presupuestaria de 6 millones para el Complejo Teatral. Más de la mitad de esa cifra estaban destinados a la fachada del San Martín para que pueda festejar su cincuentenario con una cara más a la altura de su historia.
La propuesta de varios bloques de la oposición fue acordada con el macrismo. Lo confirma el mismo Lombardi en diálogo con LA NACION: "Somos conscientes de que hay que terminar la obra en el San Martín y por eso no vetamos el pedido de la Legislatura. Cuando nosotros elaboramos el presupuesto, no estaban dados los instrumentos financieros para endeudarse". El monto estipulado era de 6 millones de pesos aunque, ante la consulta, Kive Staiff habla de 4.500.000. Casi simultáneamente, desde la Legislatura advierten que el Ejecutivo habría congelado una partida de un millón de pesos extra para contratos artísticos. Con la cifra que maneja, el director del complejo que depende del gobierno porteño piensa que se harán algunos arreglos, entre los cuales no le consta que se incluya la fachada del San Martín.
Aumenta, pero disminuye
Los datos sobre el presupuesto del Complejo Teatral se prestan a interpretaciones. Lombardi dice: "Este año, arrancamos con tres millones más que el año pasado. A su vez, hay un presupuesto de Cultura para la programación del Bicentenario. La programación que se presentó en diciembre está absolutamente financiada".
Staiff aporta datos: el año pasado, el Complejo contó con 62.812.000 pesos y, para la actual, esa cifra llega a $ 64.881.000. No son los tres millones que se aprobaron, pero es un aumento al fin. Claro que para contrataciones artísticas, un ítem que mide la verdadera capacidad de producción, pasó de contar 12.240.000 pesos a 11 millones (eso, sin contar el proceso inflacionario).
Como a Kive Staiff los números no le cerraban, ya dejó tres espectáculos para el año próximo. De ese modo, pretende evitar esa perversa realidad que viene sucediendo desde hace años, en la que varios espectáculos que deberían estrenarse a fin de año pasan al siguiente, algo que admite el mismo ministro, quien si bien, por un lado, asegura que con el estreno de Mucho ruido y pocas nueces se retomó la temporada de verano, reconoce: "Se podrá decir que arranca con un espectáculo que estaba programado para fin del año pasado".
En la conferencia de prensa de diciembre, Lombardi dijo: "Viajarán elencos al Festival de Teatro de Bogotá y luego irán de gira por España". Por lo pronto, a Colombia no se irá porque ningún elenco del San Martín figura en la programación. "Creo que fue una expresión de deseos", interpreta Staiff. En ese mismo encuentro, cosa que repite durante la charla con LA NACION, el responsable del área afirma que la incidencia de Cultura en el presupuesto total es el más elevado. "Obviamente que está muy influido por las obras del Colón", agrega. Acto seguido, acota: "Después uno puede aplicar o no el prejuicio, pero es el presupuesto más elevado".
En medio de esa lógica de postergaciones, expresiones de deseos, interpretaciones diversas de una misma realidad y esfuerzos aislados, el edificio del Teatro San Martín festejará sus 50 años de vida sin que, al parecer, pueda estar a la altura de su propia historia.
Alejandro Cruz. La Nación. 30 de enero de 2010

Fuente: Boletín El Celcit en Acción - 1 de febrero de 2010 - Nº524