martes, 19 de julio de 2011

¿Por qué enseña lo que enseña?

Por Débora Astrosky
¿Por qué cuando hablamos de la formación de un actor se nos abren tantas preguntas?
La primera que siempre me llamó la atención fue la específica de: “¿Se debe formar a un actor?”, que suele venir acompañada de “¿El aprendizaje técnico no limitará su creatividad? ¿Hay que enseñarle o es una actitud innata?"
Y la verdad es que nunca terminé de comprender por qué los actores debemos ser, a diferencia de cualquier otro artista de otra rama del arte, “elegidos”; seres tocados por una varita mágica que solo necesitan un espacio para volcar su arte.
Debora AstroskyEs real que por algunos motivos ciertas personas deciden ser actores. Ahora, una vez que la persona eligió o desea probar su expresión dentro de la actuación, saldrá casi impulsivamente a buscar aprender. Y es así como más allá de la persistencia de la primera pregunta, cada día nos encontramos con más escuelas, talleres, cursos que proponen la formación del actor. Entonces, ya que la realidad nos señala que cada día hay más público asistente a la experiencia de aprendizaje, sería conveniente que nos preguntemos: ¿Quién enseña? ¿Qué enseña? Y la pregunta que a mí más me gusta: ¿Por que enseña lo que enseña?
¿Saben por qué es mi pregunta favorita? Porque fue y es la motivacional para estar dedicándome desde hace ya largos años a la Pedagogía teatral.
Sabrán entender a esta altura qué profeso y construyo a partir de la idea de que un actor debe y puede ser formado como tal. Al menos desde el punto de vista técnico, puede aprender a conocer, aplicar y valorar las herramientas para ejercer su arte.
Y esta frase podría ser tranquilamente una conclusión pero siempre esta idea fue, en mi trabajo, un disparador. Porque, claro, coincidimos muchos con ella, pero puestos a enseñar, cada uno y a lo largo de la historia y del planeta ejerce su trabajo de la mejor manera posible y sin embargo la diversidad es increíble y tentadora.
Vean que señalo “diversidad increíble y tentadora”, dado que me apasiona aprender de los otros, no creo en modelos únicos, ni en propuestas inobjetables. Pero lo que realmente me seduce de la diversidad es: ¿Por qué enseña lo que enseña? Y lamentablemente, debo confesarles, que es una pregunta que me ha traído problemas.
El ámbito del aula suele considerarse un terreno mágico, secreto, casi el templo de una secta con un solo feligrés. En el aula y a puertas cerradas todo, pero cuando alguien pregunta por lo que sucede adentro suele encontrarse con respuestas evasivas o enigmáticas. Los docentes de actuación (al menos ellos son los que más conozco) suelen vivir una experiencia solitaria, donde el intercambio con pares parece estar prohibido o mal visto. Desde mi humilde opinión y a esta altura, luego de un cierto recorrido, casi me animo a decir que aquellos que abren el juego son los que saben qué es lo que están enseñando y poseen un por qué, es decir, hay una decisión tomada. Estos profesores gozan de una maravillosa apertura y generosidad. Pero insisto, no creo que sea, pura y exclusivamente por poseer grandes valores humanos, sino solo porque trabajan desde una elección. Trabajaron y trabajan para darse la respuesta.
Ahora bien, ¿no quisiéramos todos trabajar bajo el abrigo de una elección?
Yo creo que si y por eso es que disfruto del trabajo de intercambio y de reflexión permanente con la tarea y con los otros. Continuará...
Nota: Débora Astrosky conduce los cursos a distancia "Pedagogía Teatral: una mirada posible", niveles 1 y 2, del CELCIT. Más información: